Que estamos de lleno en lo que se conoce como ‘criptoinvierno’ en los ciclos de subidas y bajadas de los activos digitales es una realidad. El bitcoin ha corregido el 70% de su rally anterior y el ethereum lo ha hecho en una proporción del 77% y el goteo a la baja persiste. Forma parte de la vida natural del mercado de las criptomonedas desde que en 2017 se desencadenó el primer período prolongado de ‘vacas flacas’ y es inevitable dada la naturaleza especulativa y de activo de riesgo de los tokens digitales.
En aquella ocasión, el ciclo fue largo y muy duro para los participantes del mercado y no se ha vuelto a reproducir otro de tal magnitud, pese a que la historia del bitcoin, de apenas 14 años, se asemeja al mito de Sísifo, en cuanto que se repite el patrón de que a toda subida parabólica de los precios sigue una corrección proporcional y nada amable con los operadores. Por este motivo, la gran duda que asola los mercados es si momento actual será como el de entonces.
Las criptodivisas son conocidas por su volatilidad, y eso es parte de su atractivo, pero el último ciclo de auge y caída hizo que el mercado se agotara durante cuatro años. Comparar el primer auge de las ‘criptos’ en 2017 con el más reciente podría revelar si estamos destinados a otro largo y frío invierno de las ‘criptos’.
El telón de fondo del auge de 2017 comenzó con tres letras: ICO (del inglés Inicial Coin Offering), recuerdan los expertos de DailyFX. La recién lanzada blockchain de Ethereum inspiró a muchos a utilizar la tecnología para crear sus propios valores desregulados y se vivió una auténtica locura en la que nadie se quería quedar fuera. “La promesa de «comprar el futuro» y la falta de supervisión regulatoria inundaron el mercado con monedas para startups con probabilidades increíblemente altas de fracaso”, señalan estos analistas.
Sin embargo, en pocos meses la liquidez se agotó. El año 2017 podría haber sido una anomalía, hasta que la eclosión de 2020 cambió rápidamente el estado de las criptomonedas.
Cada uno de los auges anteriores fue impulsado por un enorme bombo especulativo, pero en 2020 hubo un telón de fondo fundamental más fuerte que en 2017. Fue un ‘boom’ que todavía se basó en gran medida en la especulación, pero entre el estímulo y la adopción institucional, las principales criptomonedas ganaron legitimidad.
Una tesis común que apuntalaba al bitcoin específicamente era que, al haber una oferta fija de bitcoin, podía actuar como una cobertura contra la inflación, similar al oro. Esto no tardó en cambiar durante la recesión posterior.
“La correlación del precio del activo digital por antonomasia con las coberturas inflacionistas se ha convertido rápidamente en una ficción, con los precios del bitcoin y otras criptomonedas más estrechamente correlacionados con índices como el NASDAQ y el S&P500”, explican los expertos de DailyFX. Cuando estos caen, las sacudidas en las ‘criptos’ son mayores, al igual que cuando estos suben.
Las perspectivas no son estelares para las monedas. La desvinculación del bitcoin con los activos tradicionalmente considerados como cobertura con la inflación y la nueva correlación de precios con índices como el Nasdaq o el S&P500, son un sólido indicador de que el mercado ve a las criptomonedas como valores tecnológicos de alto crecimiento. «En esta etapa del ciclo, los que tienen carteras con elevada exposición a las acciones de tecnología probablemente tendrán que reequilibrar», comentan desde DailyFX.
Lo que hace diferente este criptoinvierno del de 2017 es que ahora el mercado se ha vuelto más institucional y hay inversores apuntalando los activos digitales, por este motivo, los expertos del bróker de EEUU creen que incluso con los desafíos macroeconómicos generales, “el invierno de las criptomonedas en el que estamos ahora no parece que vaya a ser tan frío y largo como el último ciclo”.